En sus escritos, Don Bosco manifiesta el uso frecuente de la palabra “cooperación”, usando varios vocablos: cooperadores, coadjutores, cooperar, colaborar, trabajar con…, y en distintos momentos: cooperación de los miembros de la familia salesiana, pero también cooperación con Dios.
Mediante el uso privilegiado de este concepto, Don Bosco nos revela algo de su alma profunda y de lo que él propone al que quiere ser su discípulo.
Como hombre de acción él quiere trabajar, pero nunca solo. Como humilde siervo e instrumento, necesita de otros, de su entusiasmo y opciones, y busca en este trabajo a los colaboradores.
Es por eso que él escogió el nombre de “cooperadores” para designar a todos aquellos que le ayudarían en su misión. Este nombre está cargado de valores doctrinales y espirituales y es capaz de fundir con perseverancia en su vocación salesiana, la vocación de vida y la mística que necesita todo cristiano.
En 1850 el Arzobispo de Turín Monseñor Fransoni reconoce oficialmente este grupo y el mismo Papa Pio IX le concede favores espirituales para ellos (MB IV 93).
Desde sus comienzos, “en el año de 1864 para conservar la unidad de espíritu,” Don Bosco piensa en agruparlos, en una asociación estructurada, constituidos como una verdadera Congregación (en sentido laical) bajo el título de San Francisco de Sales. (MB XI 85).
Después de años de reflexión y tres versiones sucesivas de un reglamento, los constituye definitivamente en “Pía Asociación” bajo el nombre de “Unión de Cooperadores Salesianos” reconocida por el Papa Pio IX el 9 de mayo de 1876. Don Bosco escribe el Reglamento definitivo que sale en Turín con la fecha del 12 de julio 1876 bajo el título “Cooperatori Salesiani, ossia un modo pratico per giovare al buon costume e alla civile societa”.
Don Bosco ve a los Cooperadores como salesianos laicos, son “hermanos” que siguen sustancialmente una regla de vida de acuerdo a una promesa, dedicándose al bien de los jóvenes.
Don Bosco era consciente de que el trabajo educativo pastoral tiene necesidad de una “caridad en cooperación, para la que el Espíritu Santo, suscita carismas”.